Lecturas de la Sagrada Escritura para poder prepararse:
“La parábola de la higuera” que se encuentra en San Mateo 24: 32-42, San Marco 13: 28-33 y San Lucas 21: 29-36.
“Estar alerta para no ser sorprendido” que se encuentra en San Mateo 24:42-51 y San Marco 13:33-37.
“La parábola del mayordomo infiel” en San Mateo 24:45-51 y San Lucas 12:35-48.
“La parábola de las diez vírgenes” en San Mateo 25:1-13.
El enfoque del adviento (del latín ad-venio, venida) es el prepararnos para la llegada del Señor – tanto para conmemorar Su Nacimiento como Su Regreso al final del tiempo. A pesar de que muchos protestantes – y demasiados católicos – ven a esta temporada del año como una parte de la “temporada de Navidad,” esto no es así. La temporada de la Navidad no comienza hasta que se celebra la primer Misa de Nochebuena, y no termina litúrgicamente hasta la Octava de Epifanía, el 14 de enero.
La actitud en esta temporada es de una preparación espiritual sombría que aumenta en alegría día a día, y por lo tanto y en lo posible, se debe ignorar el comercialismo ostentoso de la “Navidad” que tanto la envuelve en el mundo occidental. Debemos tratar de mantener al Adviento de una manera sagrada y penitencial, recordando siempre, como la frase popular lo dice, que “Jesús es la razón de esta temporada.”
Restauremos el Adviento y propongámonos no pensar que la “Navidad ya llegó” hasta que realmente llegue. Una manera para prepararnos es meditar en el santo que personifica al espíritu de esta temporada más que cualquier otro: el gran San Juan Bautista.
Tal vez usted tenga un ícono de él, pues venérelo especialmente ahora. Ofrézcale oraciones especiales y piense en el mensaje de él: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.” Mientras realiza sus preparaciones navideñas, piense en San Juan, el mensajero terrestre de la llegada de Cristo a quien San Efraín lo comparó con la Estrella de Belén, la mensajera celestial de la llegada de Nuestro Señor.
A medida que transformamos nuestros hogares durante esta bendita temporada, recordemos siempre que nuestro verdadero objetivo es preparar nuestras vidas, nuestros corazones, y nuestras almas para aceptar a Jesús y así Nuestro Señor puede a Su vez transformarnos con Su gracia. El Adviento, como una de las temporadas penitenciales de la Iglesia, es el morir al mundo con el objetivo de obtener la nueva vida en Cristo.
Para poder reforzar las lecciones y el espíritu del Adviento las familias Católicas utilizan escenas de la Natividad, coronas de Adviento, velas de Adviento, el árbol de Jesé, pesebres navideños, ángeles del Adviento o el Niño Jesús. Las familias pueden realmente vivir esta temporada del Adviento comenzando a celebrar o reanudando la celebración de estas hermosas tradiciones en sus hogares. En las semanas venideras hablaremos de algunas de ellas aquí en The Remnant en el sitiowww.RemnantNewspaper.com.
Novena de Navidad
Repetir 15 veces al día desde el día de San Andrés (Noviembre 30) hasta la Navidad
Alabada y bendita sea la hora y el momento en que el Hijo de Dios nació de la más purísima Virgen María, en un establo en Belén, a medianoche y en penetrante frío. En esa hora, Dios mío, te suplico que escuches mi oración y concedas mis deseos (mencione su intención aquí), por los méritos de nuestro Señor Jesucristo y Su Santísima Madre. Amén.
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